El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, presentó por ello las conclusiones preliminares de este estudio, el primero que realiza una institución en Canarias, y explicó que la iniciativa se enmarca en el Pacto de los Alcaldes con un coste de 94.000 euros, así como que fue presentado en 2017 a la Convocatoria de Ayudas de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, que lo seleccionó entre 400 propuestas y le concedió una ayuda de 66.000 euros a los que la Institución insular sumó 28.000 euros.
El consejero responsable del Consejo Insular de la Energía, Raúl García Brink, explicó que el estudio, que ahora permitirá realizar uno para cada municipio, se dividió en dos subproyectos –sectores productivos y salud humana por un lado y por otro biodiversidad, energía y agua-, y que finalmente analizó siete aspectos: los riesgos climáticos, la resistencia de las infraestructuras, la reducción de los gases de efecto invernadero, la biodiversidad con especial atención a las especies invasoras, la biodiversidad desde el punto de vista de los fuegos forestales, la participación ciudadana y los sectores productivos.
Especialmente llamativa es la subida del mar en algo más de dos milímetros al año, lo que en cinco supone un centímetro en vertical, pero tierra adentro, en horizontal, conlleva mucho más, conlleva que el agua se adentre seis o siete metros en apenas un par de años, lo que implica perder metros de playas, trasladar las infraestructuras situadas en la costa, reforzarlas para que aguante fenómenos adversos como las trombas de agua y vientos, y además que estén cien por cien alimentadas de energías renovables.
El nivel del mar ha subido 17 centímetros desde 1927, muchísimo para un periodo inferior a un siglo, y solo en la última década la línea de costa ha retrocedido 13 centímetros, advierte.
Por otra parte, la temperatura del mar ha subido desde 1983 un grado, en torno a 0,3 grados por década, lo que supone un incremento importantísimo que afecta a los patrones del clima, contribuye a la generar nuevos episodios tormentosos como el Delta y repercute asimismo en la acidificación del agua, con importantes afecciones a la fauna marina.
Así, el estudio repasa los riesgos en cada aspecto estudiado, las vulnerabilidades que presenta Gran Canaria, nada desdeñables, y las medidas que a tomar para afrontar la situación, algunas de hecho ya en marcha, por lo que serán inventariadas ya en este nuevo escenario en el que se cuenta con este estudio.
Riesgo Climático
El Cabildo solicitó ayuda a la AEMET, que elaboró un catálogo sobre fenómenos climáticos en Gran Canaria para poder establecer medidas la protección de la ciudadanía y de infraestructuras más vitales. Este catálogo revela que los mayores riesgos lo presentan las precipitaciones extremas, las calimas, fuertes vientos, las olas de calor, oleajes extremos, el aumento de la temperatura del mar y el nivel del mar.
El problema de las precipitaciones es que son muy localizadas, lo que las hace más destructivas porque ni las infraestructuras ni la población están preparada, una vulnerabilidad que crea situaciones de riesgo extremo. Asimismo, los vientos alisios han reducido su frecuencia en los últimos 50 años y la entrada de polvo en el archipiélago procedente del Sahara se ha incrementado.
La primera propuesta ante esta situación ya está en marcha y es la suscripción de un convenio de colaboración del Cabildo y la AEMET para establecer un sistema más preciso de predicción de alertas y respuesta ante fenómenos adversos.
También contempla promover el conocimiento de estos fenómenos, acciones y el estricto cumplimiento de la legislación relativa a política territorial e introducir criterios de adaptación al cambio climático en la normativa, y diferenciar el interfaz urbano, del forestal y silvícola.
Es imprescindible mantener la limpieza y saneamiento de canalizaciones y almacenamiento de agua, así como de barrancos y playas, lo que precisa de la ineludible implicación ciudadana. También hay que impedir nuevas construcciones en el Dominio Público Hidráulico y en el Dominio Público Marítimo Terrestre.
En el ámbito de salud y seguridad, además de promover campañas de protección individual, simulacros y protocolos, propone fortalecer los sistemas de vigilancia en salud pública, especialmente de las enfermedades asociadas al cambio climático ya descritas, monotorización de los grupos más vulnerables e instruir a grupos de voluntarios en la evacuación de poblaciones.
Resistencia de las infraestructuras
El estudio determina que Gran Canaria presenta una alta vulnerabilidad y una muy baja capacidad de resiliciencia en materia de gestión de riesgos climáticos con infraestructuras clave sin preparación frente al impacto de fenómenos adversos, no solo desalinizadoras o centrales eléctricas, sino depuradoras, canalizaciones y algunas áreas portuarias -no el Puerto de la Luz que está bien protegido-, además de estructuras residenciales y turísticas a nivel del mar y en el entorno de cauces.
Este apartado propone que a los 8 municipios con Plan de Emergencias Municipal se sume el resto.
Reducción de gases de efecto invernadero
Gran Canaria consume 1.400 toneladas diarias de fueloil, generando, junto al tráfico rodado, marítimo y aéreo, una huella de carbono muy elevada e insostenible desde la perspectiva ambiental y económica. Gran Canaria produce en torno al 12 por ciento de su energía a partir de fuentes limpias, pero es necesario incrementar este porcentaje. De hecho, es necesario transformar su modelo energético.
Será de gran utilidad la conclusión del inventario de emisiones de los 21 municipios, ya en curso en diez de ellos gracias a un acuerdo del Cabildo y el ITC, que ha formado a otros tantos ingenieros para que la Institución insular los destine a los ayuntamientos adscritos al Pacto de los Alcaldes, a los que próximamente se sumará una nueva remesa.
Ello permitirá identificar las fuentes y grado de emisión y establecer planes de reducción para reducir las emisiones un 40 por ciento en 2030, tal como establece el Pacto de los Alcaldes.
Biodiversidad – 217 especies exóticas invasoras
No es posible afirmar que las especies invasoras de fauna y flora presentes en Gran Canaria tengan su origen en el cambio climático, pero sí que el calentamiento global favorece su expansión e impacto sobre especies endémicas y por ende, sobre la biodiversidad y los sectores productivos, económicos y de salud. Gran Canaria contabiliza 2.487 especies, un 54 por ciento nativas y un 46 por ciento exóticas de las que 217, un 9 por ciento, son consideradas invasoras.
Impulsar un exhaustivo control en fronteras y reforzar la conservación de los ecosistemas áridos costeros porque actúan como filtro frente a la expansión de las invasoras son algunas de las medidas propuestas por el estudio, que advierte que la normativa de control de introducción de especies exóticas es ineficaz.
También propone identificar las especies más problemáticas. Una buena parte de las especies invasoras no representan un verdadero problema de gestión, sin embargo otras especies constituyen un problema serio y no se les dedica la atención ni recursos suficientes. Es el caso de especies lagomorfas, felinas, caprinas y captáceas.
Biodiversidad- incendios forestales
El calentamiento global incrementa el riesgo, intensidad e impacto de incendios forestales. Los Grandes Incendios Forestales (más de 500 hectáreas) representan menos de un 1 por ciento, pero abarcan el 92 por ciento de la superficie quemada.
Gran Canaria, desde 2000 a 2015, registra uno 50 fuegos forestales al año con una superficie afectada media de 1.268 hectáreas anuales. Las causas, al margen de las desconocidas (51,6 %) corresponden a negligencia y causas accidentales (25,8 %) e intencionados (21,2 %), es decir, tienen detrás la mano del hombre.
Una prevención que considere a la isla en su conjunto dividido en mosaicos por capacidad de tolerancia al fuego, autoprotección basada en la limpieza de malezas, la promoción de barreras verdes, medidas especiales para zonas sensibles, proseguir con las quemas prescritas para dotar la isla de áreas de baja carga vegetal que actúen de cortafuegos como en el último incendio y acciones de forestación masiva son las propuestas para este apartado.
Participación ciudadana
El estudio revela que es imprescindible incentivar la participación de la población en la lucha contra el cambio climático, y ello incluye tanto a la población residente como la turística de forma individual o colectiva.
Propone formación desde los centros educativos, promover un Pacto de las Escuelas con huertos escolares, eficiencia energética y reforestación, formación del profesorado y medios de comunicación para la sensibilización y la correcta divulgación de datos contrastados y rigurosos.
A modo del Pacto de los Alcaldes, también plantea un Pacto de los Vecinos para que prosperen soluciones de participación vecinal, promover la corresponsabilidad en el ámbito laboral, de ocio y doméstico, y herramientas para lograr ‘hogares verdes’, conducción eficiente, fomento del transporte público, el vehículo eléctrico y la bicicleta incluso con medidas fiscales.
Sectores productivos
Qué duda cabe de que todas las alteraciones climáticas afectan a la agricultura, apicultura, ganadería, pesca artesanal y el turismo.
En materia agrícola, se detectan alteraciones en los ciclos de cultivo como el adelanto de cosechas y la pérdida de producciones. La apicultura se ve afectada por las afecciones a la vegetación en olas de calor, sequías, inundaciones, incendios e introducción de especies insectívoras depredadoras de abejas.
A la ganadería le afectan los incendios, inundaciones, olas de calor y sequías, y a las pesquerías artesanales, la acidificación marina por absorción de CO2, alteración de la cadena trófica por el calentamiento del agua, mareas tóxicas y cianobacterias, contaminación del litoral y presencia de especies invasoras.
Además, en el ámbito turístico, las amenazas principales se focalizan a la afección del litoral por incremento del nivel del mar, olas de calor e inundaciones.
Y en términos generales para todos los campos estudiados, podrán influir de manera muy relevante en el futuro posibles tormentas tropicales como el Delta (2005) y otros fenómenos adversos.
Es fundamental desarrollar una política de aguas que la garantice en cantidad y calidad, a un precio razonable, para la actividad agraria, por lo que será básica la puesta por la reutilización y la desalación, además de otras acciones, como la dirigida a reducir las pérdidas en las redes de distribución, para lo que el Cabildo ya impulsa un proyecto de sensorización en el marco de Isla Inteligente.
El actual sistema de seguros agrarios es, en líneas generales, positivo. No obstante, deben adaptarse a las condiciones de Canarias, incrementar el grado de aseguramiento e incorporar nuevos riesgos vinculados al cambio climático.
Apostar por los productos de cercanía por su menor huella de carbono constituye otra estrategia básica para poder proteger los intereses del sector frente al cambio climático y convertir una amenaza en una oportunidad.
Líneas de colaboración entre productores y distribución, sistemas de comercialización de ciclo corto, promover sistemas de producción más compatibles con el medio ambiente y promover la fijación del CO2 en suelos a través de la agricultura y la silvicultura, únicos sectores económicos capaces de captar carbono en los suelos y en la biomasa, y promover el pastoreo de prevención frente a los incendios forestales son parte de las medidas propuestas.
Para el sector turístico promueve fijar medidas de eficiencia energética e hídrica tanto para empresas como para visitantes, inventariando la totalidad de los establecimientos, su capacidad alojativa y volúmenes de consumo de energía y agua para definir fases de reducción de emisiones.
También la promoción de vehículos eléctricos en las empresas de alquiler en las guaguas turísticas con beneficios fiscales y otros incentivos, así como promover campañas de concienciación entre los turoperadores, potenciar el turismo ecológico en toras sus vertientes -senderismo, paisajístico, playa, ornitológico, deportivo, submarino, gastronómico-, completan este listado de medidas.
Este proyecto ha contado con multitud de personas y entidades colaboradoras
• Oficina Española de Cambio Climático del Ministerio para la Transición Ecológica;
• Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)
• Sanidad y de Agricultura del Gobierno de Canarias
• Instituto Tecnológico de Canarias (ITC)
• Ayuntamientos de Gran Canaria
• Docentes de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna
• Autoridad Portuaria de Las Palmas
• AENA
• Empresarios turísticos y del sector energético
• Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias
• Colectivos sociales, ecologistas, y expertos independientes.
Las conclusiones finales de este proyecto serán enviadas las próximas semanas a la Fundación biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.