Esta misma tarde, 22 de junio de 2018, la justicia española deja en libertad a los cinco miembros de la manada, culpables, según la sentencia dictaminada el pasado mes de marzo, de un delito de abuso (y no de agresión) sexual.
Están en la calle. José Ángel Prenda Martínez, Ángel Boza Florido, Antonio Manuel Guerrero Escudero, Alfonso Jesús Cabezuelo Entrena y Jesús Escudero Domínguez están en la calle.
Y es que esta puesta en libertad se produce a tan sólo 15 días del comienzo de las fiestas de San Fermín, lugar donde ésta manada VIOLÓ, tal y como aparece en la sentencia que relata y cito: “Superioridad, fuerza física y el acorralamiento dentro de un habitáculo pequeño”, a una chica de 18 años, en 2016.
No solo en su momento con la sentencia contradictoria dictaminada, sino ahora, con la puesta en libertad provisional de los cinco acusados y condenados, la justicia machista española se ríe de la compañera que sufrió esta agresión y de todas las mujeres del estado español. Transmite un mensaje claro de impunidad para los agresores sexuales y nos obliga a cuidarnos entre nosotras cada noche y cada día y a tomar las calles para gritar bien fuerte que si tocan a una, responderemos todas.
Estamos aquí también por las víctimas de otras manadas, como las de empresarios de la fresa en Huelva que violan y agreden sexualmente impunemente de mujeres marroquíes que también son nuestras hermanas.
Rompemos el silencio en un acto de sororidad, de apoyo, porque esta manada de violadores tiene que entender que nos tendrá siempre en frente, unidas, fuertes, dando respuesta y enfrentándonos a su forma de entender el mundo.
Y la justicia, esa que los protege mientras nos desampara a todas, esa que nos cuestiona, que nos expone, esa justicia patriarcal que tenemos, debe saber también que no nos callaremos y denunciaremos sus dinámicas y sus sentencias hasta que las mujeres encontremos justicia real, justicia en mayúsculas, simplemente justicia.
Pero las recientes sentencias judiciales son sólo la punta del iceberg de las situaciones que viven las mujeres: la magnitud de las agresiones sexuales, la tolerancia social hacia las mismas que impregna nuestra sociedad, la impunidad y el tratamiento judicial que culpabiliza y cuestiona el testimonio de las mujeres, la situación de indefensión y falta de atención que viven, y la inadecuación de los servicios, recursos y políticas públicas para dar una respuesta integral de atención y reparación.
Faltan medidas sociales y políticas públicas que contemplen la prevención, atención, justicia, reparación y la garantía de no repetición como forma de recuperación.
El Pacto de Estado contra las violencias machistas no contempla la violencia sexual y no desarrolla medidas que resultan imprescindibles para hacer frente a las mismas.
Hoy nos concentramos para decir HERMANA, YO SÍ TE CREO; NO ESTÁS SOLA.
LA MANADA SOMOS NOSOTRAS.
TRANQUILA, HERMANA, AQUÍ ESTÁ TU MANADA.