Erase una vez en una isla (Javier González).

Erase una vez en una isla, había un joven con una discapacidad. Daba clases en los ciclos formativos para el gobierno de su comunidad.
Descubrió que impartir clases le encantaba, hasta tal punto que pudo comprobar que era su vocación, su pasión.
Los tres cursos completos que estuvo de profesor fue muy feliz, mantuvo un genial ambiente entre compañeros y alumnos.
Pasado el tiempo sus antiguos alumnos le seguían saludando de manera efusiva cuando se lo encontraban en la calle.

Imagen de archivo
La norma de nombramientos se modificó y se transformó de uno de cada tres a uno de cada veinte los llamamientos de personas con discapacidad; y ¿qué fue lo que sucedió?....
A ese joven no volvió a dar clases en los años siguientes, y las expectativas para los venideros no son nada esperanzadoras.
Una pena la idea de esos señores que se les ocurrió el cambio normativo porque este joven se le han cerrado las puertas de trabajar para el gobierno de su comunidad. Y no era un trabajo cualquiera... .... era su vocación, su pasión
Javier González