Descubrió que impartir clases le encantaba, hasta tal punto que pudo comprobar que era su vocación, su pasión.
Los tres cursos completos que estuvo de profesor fue muy feliz, mantuvo un genial ambiente entre compañeros y alumnos.
Pasado el tiempo sus antiguos alumnos le seguían saludando de manera efusiva cuando se lo encontraban en la calle.
Imagen de archivo |
A ese joven no volvió a dar clases en los años siguientes, y las expectativas para los venideros no son nada esperanzadoras.
Una pena la idea de esos señores que se les ocurrió el cambio normativo porque este joven se le han cerrado las puertas de trabajar para el gobierno de su comunidad. Y no era un trabajo cualquiera... .... era su vocación, su pasión
Javier González