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En su cuarto día de protesta en la terminal de llegadas, comenzó a sentirse mareada.
Salió por su propio pie de urgencias del hospital insular, pero hasta aquí llegó en ambulancia medicalizada. Margarita Alonso tuvo que ser atendida ayer de urgencia cuando, en su cuarto día de huelga de hambre, comenzó a marearse y a sentirse mal. El problema no es la falta de alimento, sino más bien la falta de sueño.
Y en la terminal la recibieron con abrazos sus vecinos poco después. Aquí sigue su protesta que cada vez llama más la atención de los turistas que llegan a la isla. Y así, dice ella, hasta que AENA firme el convenio de realojo del barrio de Ojos de Garza.