Vídeo de la romería grabado por Manuel Castro Pulido.
El Pajar de Santa Águeda homenajea a su pregonera
La misionera dominica Juani Rodríguez Barranco contribuyó al despertar de los jóvenes del barrio, que convirtieron sus catequesis de confirmación en una plataforma vecinal unida que se expresaba desarrollando trabajos comunitarios
Los vecinos de El Pajar de Arguineguín rindieron este viernes un homenaje a la misionera dominica Juana Inés Rodríguez Barranco, convertida en pregonera de las fiestas patronales del barrio, en honor a Santa Águeda, que se prolongarán hasta el próximo domingo 6 de abril.
Junto al alcalde Marco Aurelio Pérez; al concejal de Festejos, José Carlos Álamo; y al presidente de la comisión festiva, Mariano Mariano, la dominica dedicó su pregón a los vecinos con los que trabajó codo a codo, y cuyos nombres lleva grabados “en el corazón para siempre”.
El pregón de Juany Rodríguez, que residió en El Pajar entre septiembre de 1992 y junio de 1995, no fue un discurso sobre acontecimientos históricos con listado de fechas y nombres ilustres, ni tampoco un recordatorio de hazañas y meritos personales, sino una exposición emocionada de hechos y recuerdos entrelazados sobre su estancia en el barrio, y una constante llamada al protagonismo cívico pasado, presente y futuro de los vecinos de Santa Águeda. “Ustedes y sólo ustedes son lo mejor de estas fiestas”, les dijo convencida y con la voz emocionada. “Hoy soy la persona que soy, gracias a mis padres, a la educación que me dieron y al colegio en el que me eduqué pero, sin ninguna duda, hoy soy la mujer religiosa dominica que soy también gracias a lo que viví durante tres años entre ustedes”, afirmó.
El precedente
Rodríguez Barranco recordó que su llegada al barrio como misionera, para dar clases de religión en los colegios de El Pajar, Arguineguín y Cercados de Espino, núcleos en los que también trabajó con los jóvenes como catequista de confirmación, fue posible gracias al precedente de otras tres monjas, las hermanas Carmen, Rosa y Bienvenida, que en 1976 decidieron vivir su proyecto de vida religiosa más allá de los muros del colegio-convento en el que trabajaban, “para hacerlo de forma sencilla, humilde y cercana entre la gente, como unas vecinas más”. Esa nueva forma de ser monja -recordó Juany- supuso para ellas librar batallas con las personas que no entendían su inquietud y esa osadía para aquellos tiempos. “Hoy es de lo más normal, pero soy consciente de que su decisión valiente y arriesgada nos abrió las puertas a otras dominicas y nos dio la posibilidad de vivir nuestra vocación de servicio aquí, entre ustedes”, apuntó.
Una revolucionaria
Los vecinos recuerdan que la labor evangelizadora de Juany no se quedó tras los muros de la ermita ni dentro de la iglesia de Arguineguín, y cuentan de ella que fue “una revolucionaria” que trabajó en el barrio con el objetivo de sembrar el espíritu de unidad y de lucha por mejorar las condiciones de vida en los planos social y cultural. “Cualquier idea que se nos ocurría siempre tenía seguidores. Nos pusimos manos a la obra tratando de poner ideas en común, de soñar juntos en un barrio unido para crecer más allá de los colores de los partidos políticos, creando espacios de participación y de encuentro intergeneracional”.
También recordó esta dominica que ha trabajado en La Palma, Venezuela, Colombia, Guía y Agüimes y ahora está destinada en La Laguna, que la catequesis de confirmación “se convirtió en una plataforma donde los jóvenes encontraron su espacio de protagonismo y descubrieron que ellos también podían ser agentes de cambio de su comunidad, que podían gestionar y no esperar que les viniera de arriba”. Así surgió la asociación juvenil ‘El Parchel’, con sus estatutos, junta directiva e incluso con su sede.
Y sí surgieron también reuniones, acampadas, convivencias, encuentros, asaderos, semanas culturales con todo tipo de actividades, obras de teatro, bailes, escalas en hifi, campañas de limpieza de la playa, desfiles, talleres de manualidades, juegos con los niños en la plaza, partidos de fútbol entre solteras y casadas, tómbolas solidarias, verbenas de solajero, campañas contra el hambre en pro de Manos Unidas…”era mágico, siempre había gente dispuesta a aportar su granito de arena. Teníamos muchos retos que abordar y siempre encontramos lo único indispensable y esencial: la gente, las personas, su cariño y su disponibilidad”, afirmó.
Su boda con Dios
En su pregón, la misionera también recordó que en El Pajar disfrutó uno de los acontecimientos más importantes de su vida, sus votos de compromiso definitivo con Dios, en una ceremonia que se celebró en la ermita y en la que los vecinos se volcaron regalándole incluso la alianza de aquella boda. “Fue todo un acontecimiento para mí, para mi familia, mi congregación y mis amigos. Experimenté el enorme cariño de todos ustedes, la gran capacidad de organización y la generosidad del pueblo”, dijo.
La pregonera no pudo contener la emoción y se añurgó en lágrimas cuando recordó el momento en el que tuvo que abandonar Santa Águeda. “Como las gaviotas, tuve que volar a otras tierras con otras gentes. Fue duro dejarlos. No se imaginan lo que me costó adaptarme a otro estilo de vida, dejar a un lado mis cholas y mis pantalones cortos por los abrigos y las bufandas”, apuntó. “Los eché mucho de menos durante mucho tiempo. Aún los extraño, y en los momentos duros de mi vida cierro los ojos e imagino mi playa de El Pajar, mis gaviotas y mi gente, mi segunda familia y esa imagen me devuelve la serenidad y la paz”, dijo entre lágrimas.
Mensaje de optimismo
La pregonera concluyó su intervención lanzando un mensaje de optimismo a la población pajarera. Hay mucho por hacer y no son tiempos fáciles, pero les aseguro que si rescatan lo mejor de ustedes, si siguen creyendo en la fuerza de los jóvenes y los niños, en la capacidad de compromiso de los mayores, en la implicación de todos, no habrá dificultad que se interponga. ¡No se dejen arrastrar por las circunstancias!, le dijo a los vecinos conminándoles a coger el testigo del coraje y la fortaleza de la patrona Santa Águeda para defender en justicia la dignidad y la bonanza general de la comunidad.
Tras el visionado de un vídeo recopilatorio de imágenes fotográficas sobre el paso de la misionera por El Pajar, preparado por los propios vecinos, el alcalde Marco Aurelio le entregó a la pregonera una placa conmemorativa y de agradecimiento, y declaró inauguradas las fiestas.